sábado, 21 de noviembre de 2009

«Jesucristo, Rey del universo»,


Jn 18,33b-37

El evangelio que la liturgia propone para hoy fiesta de «Jesucristo, Rey del universo», forma parte del interrogatorio de Pilato a Jesús. La escena no es precisamente de «realeza», al menos según los parámetros habituales. Sobre Jesús pende una condena a muerte, que Pilato ha de ratificar para hacerse efectiva.

La «realeza» de Jesús está relacionada con la verdad, con su anuncio, con la predicación del la Buena Noticia del Reino. «Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz.»

La respuesta de Jesús resulta incomprensible para Pilato y para los que le acusan. No son capaces de «sintonizar» con lo que expresa Jesús a través de sus palabras y de sus gestos. Jesús es testigo de la verdad, de la verdad de Dios, del Padre.

El reino de Dios no tiene nada que ver con demostraciones de poder y de fuerza. Su Reino es de amor y de paz. En este reino el Rey tiene más de Padre, de papá (Abbá), que de monarca absolutista. En este reino es reconocida la dignidad (la realeza) de todos los «súbditos». Su Rey ha venido a servir, no a ser servido.

Cuando entendamos plenamente esta realidad en nuestras comunidades, todo cambiará Cuando todos los que tenemos una responsabilidad eclesial, sea la que sea (catequista, animador litúrgico, presbítero, obispo, etc.), asumamos la actitud de servicio de Jesús, no como meras palabras bonitas, la Iglesia y el mundo cambiará.

sanvicenetabando


sábado, 14 de noviembre de 2009


Sor Verónica, la abadesa que conduce a las clarisas de Lerma
Sor Verónica, la abadesa de las clarisas de Lerma, es el contrapunto a la crisis actual. No a la económica, sino a la de vocaciones.
Religión en Libertad,04/11/09 - Cuenta Paché Merayo en El Comercio que la crisis gobierna desde hace tiempo los calendarios globales. Pero cuando se menta nadie duda de que el discurso siguiente será económico. El paro, los déficit... Pero hay muchos otros escenarios para la recesión. La Iglesia bien los sabe. Aquejada desde hace lustros de un más que notable descenso de vocaciones, vive una crisis prolongada con los seminarios vacíos y los monasterios y conventos habitados por religiosos que superan los sesenta.
Sin embargo, en mitad de este océano, aparece una monja, sor Verónica, antes María José Berzosa, hermana de Raúl Berzosa, el obispo auxiliar de Oviedo. Ella sola, con su sonrisa imborrable y sus nuevas energías, ha logrado que en su convento de las Clarisas de Lerma, no sólo la ocupación sea histórica con 135 religiosas de clausura, sino que haya una lista de espera a sus puertas de otro centenar de aspirantes a novicias. Sor Verónica, además de unos ojos verdes impresionantes y un pasado de estudiante de Medicina, amiga de la diversión, tiene una fórmula mágica, un misterio que nadie ha podido resolver y que ha llegado a ser aplaudido en el mismísimo Vaticano, donde ya nadie se lleva las manos a la cabeza al comprobar que en toda España han ingresado 20 nuevos sacerdotes en la orden jesuítica, sólo dos en la de San Vicente de Paúl, y cinco en los Franciscanos. La respuesta ante el convento de las hermanas clarisas rompe con todas las previsiones. Pero no sólo por número. Sor Verónica, que tenía sólo 18 años cuando dejó el mundanal ruido por la celda en la que desde hace años observa la misma naturaleza, ha conseguido rodearse de jóvenes religiosas casi todas con carreras universitarias. Ahora la media de edad en su ´casa´ está en la treintena, cuando al llegar ella, en 1984, todas habían entrado ya en la tercera edad. Su hermano, absolutamente orgulloso de ella, se ríe cuando se le menciona lo guapa que es la monja de la familia, pero por consideración con su clausura advierte: «Para respetar su silencio debo responder con el mío». Ella, sin embargo, en alguna ocasión ha confesado abiertamente que el obispo auxiliar, a cuya ordenación acudió hace cuatro años en Oviedo, es su «guía» y el camino en el que se quiere ver reflejada. Y es que sor Verónica, que nació en Aranda del Duero (Burgos) en un 27 de agosto de 1965, ha contado ya parte de su existencia en un libro, que va por la tercera edición. Se titula ´ Clara ayer y hoy´ y, siendo una reflexión de carácter teológico, permite acercarse a su pasado. Cuenta en sus páginas, por ejemplo, que el día de su Primera Comunión su confesor le dio la primera clave de lo que debía ser su vida: «Si quieres ser feliz un día, estrena un par de zapatos; una semana, mata un cerdo; toda la vida, monja de clausura».La metáfora caló en su mente de niña. Ya mayor cuenta: «Algo en mi interior me urgía a buscar sin descanso.Viendo cómo la gente destruía su vida, yo deseaba buscar algo que no se acabara, que fuera eterno». Está claro que lo encontró. Cuando decidió ingresar en el convento muchos apostaron que no duraría nada. Está claro que perdieron. Hoy es ella la maestra de las novicias y son decenas las jóvenes que llegan a Lerma atraídas por su imán irresistible.

sábado, 6 de junio de 2009

Pautas de la Homilía

SANTÍSIMA TRINIDAD
Lecturas:
Deuteronomio 4, 32-34. 39-40
Carta de San Pablo a los Romanos
Mateo 28, 16-20
  • Hoy celebra la liturgia la fiesta de la Santísima Trinidad. Estamos acostumbrados a hacer la señal de la cruz “en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”; con esta invocación empezamos y terminamos el día; el signo de la cruz nos acompaña en los viajes y en los momentos difíciles…
  • Pues bien, esta fórmula tan sencilla contiene una de las verdades más profundas de la revelación: Dios, en su misterio más hondo, es la perfecta unidad siendo la perfecta Comunidad de amor. En una feliz expresión, atribuida al Papa San Dámaso, la tradición de la Iglesia afirma que Dios es único, pero no es un ser solitario.
  • Cuando Jesús confía a sus discípulos la misión de enseñar a todas las naciones y bautizarlas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu, hemos llegado al final de un largo camino.
  • ¿A qué nos referimos cuando decimos que hemos llegado al final de un largo camino?
    Dios, el gran pedagogo, va descubriendo gradualmente su proyecto a la humanidad. Dentro de la tradición judeo – cristiana, el punto de partida es el llamado que Dios hace a Abrahán: “Vete de tu tierra, y de tu patria, y de la casa de tu padre, a la tierra que yo te mostraré.
  • De ti haré una nación grande y te bendeciré. Engrandeceré tu nombre”. A partir de este llamado, comienza la más fascinante experiencia religiosa, ya que Dios escoge a una comunidad y se le irá manifestando a través de los acontecimientos de su historia.
    Abrahán y sus descendientes ya no adorarán al sol, a la luna y a las fuerzas de la naturaleza. Ellos, por el contrario, ofrecerán sacrificios a Yahvé, Dios personal, único y trascendente.
  • En la primera lectura de hoy, tomada del libro del Deuteronomio, encontramos unas vigorosas palabras de Moisés, líder carismático que condujo a las tribus de Israel a través del desierto. Moisés cuestiona a la comunidad: “¿Hubo jamás, desde un extremo al otro del cielo, una cosa tan grande como ésta? ¿Se oyó algo semejante? ¿Qué pueblo ha oído, sin perecer, que Dios le hable desde el fuego, como tú lo has oído? ¿Hubo algún dios que haya ido a buscarse un pueblo en medio de otro pueblo, a fuerza de pruebas, de milagros y de guerras, con mano fuerte y brazo poderoso? ¿Hubo acaso hechos tan grandes como los que, ante sus propios ojos, hizo por ustedes en Egipto el Señor, su Dios?”. Este proceso de manifestación o auto-revelación de Dios al que se refiere Moisés alcanza su clímax en la predicación de Jesús.
  • En la segunda lectura de hoy, tomada de la Carta a los Romanos, encontramos un texto que ilumina el sentido de la fiesta de hoy: “Ustedes han recibido, no un espíritu de esclavitud, que les haga temer de nuevo, sino un espíritu de hijos adoptivos, en virtud del cual podemos llamar Padre a Dios”. San Pablo nos está diciendo que la palabra clave para comprender nuestra relación con Dios es la adopción.
  • Veamos la riqueza teológica de la palabra adopción:
  • El Hijo eterno de Dios, que se ha hecho hombre en Jesucristo, nos ha constituido en sus hermanos, nos ha dado su Espíritu, nos ha unido a Él como los miembros del cuerpo están unidos a la cabeza, formamos una sola familia.
  • Gracias a que hemos sido adoptados por Jesucristo, nuestro hermano mayor, tenemos libre acceso al Padre en un mismo Espíritu. Como lo expresa elocuentemente San Pablo en su Carta a los Efesios (2,19), “ya no somos extraños ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y familiares de Dios”
  • Mediante el bautismo somos “familiares de Dios”, quien nos comunica su vida íntima. Recordemos la imagen de la vid y los sarmientos: participamos de la vida divina en la medida en que permanecemos unidos a Él mediante la oración, la solidaridad con los pobres y la participación en los sacramentos.
  • Es hora de terminar nuestra meditación dominical en la fiesta de la Santísima Trinidad. Jesús nos ha manifestado que Dios, en su ser más hondo, es comunidad de amor siendo la perfecta unidad. Gracias al bautismo participamos de la vida de Dios. En Él “vivimos, nos movemos y existimos”. Este acceso a la vida de Dios se lo debemos a Jesucristo que nos ha adoptado como sus hermanos, nos ha comunicado al Espíritu Santo y es el camino que nos conduce al Padre. Nuestra vida espiritual, arraigada en el misterio trinitario, debe conducirnos a la construcción de auténticas comunidades en la familia, en el trabajo, en la sociedad y en la Iglesia. Esta es la gran enseñanza que nos deja la fiesta de la Santísima Trinidad.

viernes, 29 de mayo de 2009

ESPIRITU SANTO, VEN

Historia

La palabra Pentecostés viene del griego y significa el día quincuagésimo. A los 50 días de la Pascua, los judíos celebraban la fiesta de las siete semanas (Ex 34,22), esta fiesta en un principio fue agrícola, pero se convirtió después en recuerdo de la Alianza del Sinaí. Al principio los cristianos no celebraban esta fiesta. Las primeras alusiones a su celebración se encuentran en escritos de San Irineo, Tertuliano y Orígenes, a fin del siglo II y principio del III. Ya en el siglo IV hay testimonios de que en las grandes Iglesias de Constantinopla, Roma y Milán, así como en la Península Ibérica, se festejaba el último día de la cincuentena pascual. Con el tiempo se le fue dando mayor importancia a este día, teniendo presente el acontecimiento histórico de la venida del Espíritu Santo sobre María y los Apóstoles (Cf. Hch 2). Gradualmente, se fue formando una fiesta, para la que se preparaban con ayuno y una vigilia solemne, algo parecido a la Pascua. Se utiliza el color rojo para el altar y las vestiduras del sacerdote; simboliza el fuego del Espíritu Santo.

Significado

Los cincuenta días pascuales y las fiestas de la Ascensión y Pentecostés, forman una unidad. No son fiestas aisladas de acontecimientos ocurridos en el tiempo, son parte de un solo y único misterio. Pentecostés es fiesta pascual y fiesta del Espíritu Santo. La Iglesia sabe que nace en la Resurrección de Cristo, pero se confirma con la venida del Espíritu Santo. Es hasta entonces, que los Apóstoles acaban de comprender para qué fueron convocados por Jesús; para qué fueron preparados durante esos tres años de convivencia íntima con Él. La Fiesta de Pentecostés es como el "aniversario" de la Iglesia. El Espíritu Santo desciende sobre aquella comunidad naciente y temerosa, infundiendo sobre ella sus siete dones, dándoles el valor necesario para anunciar la Buena Nueva de Jesús; para preservarlos en la verdad, como Jesús lo había prometido (Jn 14.15); para disponerlos a ser sus testigos; para ir, bautizar y enseñar a todas las naciones. Es el mismo Espíritu Santo que, desde hace dos mil años hasta ahora, sigue descendiendo sobre quienes creemos que Cristo vino, murió y resucitó por nosotros; sobre quienes sabemos que somos parte y continuación de aquella pequeña comunidad ahora extendida por tantos lugares; sobre quienes sabemos que somos responsables de seguir extendiendo su Reino de Amor, Justicia, Verdad y Paz entre los hombres.
¿Quién es el Espíritu Santo?"Nadie puede decir: ¡Jesús es el Señor! sino por influjo del Espíritu Santo" (1Co 12,3)

Muchas veces hemos escuchado hablar de Él; muchas veces quizá también lo hemos mencionado y lo hemos invocado. Piensa cuántas veces has sentido su acción sobre ti: cuando sin saber cómo, soportas y superas una situación, una relación personal difícil y sales adelante, te reconcilias, toleras, aceptas, perdonas, amas y hasta haces algo por el otro…. Esa fuerza interior que no sabes de dónde sale, es nada menos que la acción del Espíritu Santo que, desde tu bautismo, habita dentro de ti. El Espíritu Santo ha actuado durante toda la historia del hombre. En la Biblia se menciona desde el principio, aunque de manera velada. Y es Jesús quien lo presenta oficialmente:

"SI ustedes me aman, guardarán mis mandamientos, y yo rogaré al Padre y les dará otro Defensor que permanecerá siempre con ustedes. Este es el Espíritu de Verdad…. En adelante el Espíritu Santo Defensor, que el Padre les enviará en mi nombre, les va a enseñar todas las cosas y les va a recordar todas mis palabras. … En verdad, les conviene que yo me vaya, porque si no me voy, el Defensor no vendrá a ustedes. Pero si me voy se lo mandaré. Cuando él venga, rebatirá las mentiras del mundo…. Tengo muchas cosas más que decirles, pero ustedes no pueden entenderlas ahora. Pero cuando Él venga, el Espíritu de la Verdad, los introducirá en la verdad total".

Estos son fragmentos del Evangelio de San Juan, capítulos 14, 15 y 16. Si quieres saber más sobre las últimas promesas y más profundas revelaciones de Jesús, lee con atención y mucha fe, esta parte del evangelio. Desde que éramos niños, en el catecismo aprendimos que "el Espíritu Santo es la Tercera Persona de la Santísima Trinidad". Es esta la más profunda de las verdades de fe: habiendo un solo Dios, existen en Él tres personas distintas, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Verdad que Jesús nos ha revelado en su Evangelio. El Espíritu Santo coopera con el Padre y el Hijo desde el comienzo de la historia hasta su consumación, pero es en los últimos tiempos, inaugurados con la Encarnación, cuando el Espíritu se revela y nos es dado, cuando es reconocido y acogido como persona. Jesús nos lo presenta y se refiere a Él no como una potencia impersonal, sino como una Persona diferente, con un obrar propio y un carácter personal .

Formas de llamar al Espíritu Santo"Espíritu Santo" es el nombre propio de la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, a quien también adoramos y glorificamos, junto con el Padre y el Hijo. Pero Jesús lo nombra de diferentes maneras:

  • EL PARÁCLITO: Palabra del griego "parakletos", que literalmente significa "aquel que es invocado", es por tanto el abogado, el mediador, el defensor, el consolador. Jesús nos presenta al Espíritu Santo diciendo: "El Padre os dará otro Paráclito" (Jn 14,16). El abogado defensor es aquel que, poniéndose de parte de los que son culpables debido a sus pecados, los defiende del castigo merecido, los salva del peligro de perder la vida y la salvación eterna. Esto es lo que ha realizado Cristo, y el Espíritu Santo es llamado "otro paráclito" porque continúa haciendo operante la redención con la que Cristo nos ha librado del pecado y de la muerte eterna.
  • EL ESPÍRITU DE LA VERDAD: Jesús afirma de sí mismo: "Yo soy el camino, la verdad y la vida" (Jn 14,6). Y al prometer al Espíritu Santo en aquel "discurso de despedida" con sus apóstoles en la Última Cena, dice que será quien después de su partida, mantendrá entre los discípulos la misma verdad que Él ha anunciado y revelado. El Paráclito, es la verdad, como lo es Cristo. Los campos de acción en que actúa el Espíritu Santo, son el espíritu humano y la historia del mundo. La distinción entre la verdad y el error es el primer momento de dicha actuación. Permanecer y obrar en la verdad es el problema esencial para los Apóstoles y para los discípulos de Cristo, desde los primeros años de la Iglesia hasta el final de los tiempos, y es el Espíritu Santo quien hace posible que la verdad a cerca de Dios, del hombre y de su destino, llegue hasta nuestros días sin alteraciones.
  • Cada vez que rezamos el Credo, llamamos al Espíritu Santo: SEÑOR Y DADOR DE VIDA: El término hebreo utilizado por el Antiguo Testamento para designar al Espíritu es "ruah", este término se utiliza también para hablar de "soplo", "aliento", "respiración". El soplo de Dios aparece en el Génesis, como la fuerza que hace vivir a las criaturas, como una realidad íntima de Dios, que obra en la intimidad del hombre. Desde el Antiguo Testamento se puede vislumbrar la preparación a la revelación del misterio de la Santísima Trinidad: Dios Padre es principio de la Creación; que la realiza por medio de su Palabra, su Hijo; y mediante el Soplo de Vida, el Espíritu Santo. La existencia de las criaturas depende de la acción del soplo - espíritu de Dios, que no solo crea, sino que también conserva y renueva continuamente la faz de la tierra. (Cf. Sal 103/104; Is 63, 17; Gal 6,15; Ez 37, 1-14). Es Señor y Dador de Vida porque será autor también de la resurrección de nuestros cuerpos: "Si el Espíritu de Aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en ustedes, Aquel que resucitó a Cristo de entre los muertos dará también la vida a sus cuerpos mortales por su Espíritu que habita en ustedes" (Rom 8,11).
  • La Iglesia también reconoce al Espíritu Santo como: SANTIFICADOR: El Espíritu Santo es fuerza que santifica porque Él mismo es "espíritu de santidad". (Cf. Is. 63, 10-11) En el Bautismo se nos da el Espíritu Santo como "don" o regalo, con su presencia santificadora. Desde ese momento el corazón del bautizado se convierte en Templo del Espíritu Santo, y si Dios Santo habita en el hombre, éste queda consagrado y santificado. El hecho de que el Espíritu Santo habite en el hombre, alma y cuerpo, da una dignidad superior a la persona humana que adquiere una relación particular con Dios, y da nuevo valor a las relaciones interpersonales. (Cf. 1Cor 6,19) .

    Los símbolos del Espíritu Santo: Al Espíritu Santo se le representa de diferentes formas:
  • El Agua: El simbolismo del agua es significativo de la acción del Espíritu Santo en el Bautismo, ya que el agua se convierte en el signo sacramental del nuevo nacimiento.
  • La Unción: Simboliza la fuerza. La unción con el óleo es sinónima del Espíritu Santo. En el sacramento de la Confirmación se unge al confirmado para prepararlo a ser testigo de Cristo.
  • El Fuego: Simboliza la energía transformadora de los actos del Espíritu.
    La Nube y la Luz: Símbolos inseparables en las manifestaciones del Espíritu Santo. Así desciende sobre la Virgen María para "cubrirla con su sombra". En el Monte Tabor, en la Transfiguración, el día de la Ascensión; aparece una sombra y una nube.
  • El Sello: Es un símbolo cercano al de la unción. Indica el carácter indeleble de la unción del Espíritu en los sacramentos y hablan de la consagración del cristiano.
  • La Mano: Mediante la imposición de manos los Apóstoles y ahora los Obispos, trasmiten el "don del Espíritu".
  • La Paloma: En el Bautismo de Jesús, el Espíritu Santo aparece en forma de paloma y se posa sobre Él.

    El Espíritu Santo y la IglesiaLa Iglesia nacida con la Resurrección de Cristo, se manifiesta al mundo por el Espíritu Santo el día de Pentecostés. Por eso aquel hecho de que "se pusieron a hablar en idiomas distintos" , (Hch 2,4) para que todo el mundo conozca y entienda la Verdad anunciada por Cristo en su Evangelio.
La Iglesia no es una sociedad como cualquiera; no nace porque los apóstoles hayan sido afines; ni porque hayan convivido juntos por tres años; ni siquiera por su deseo de continuar la obra de Jesús. Lo que hace y constituye como Iglesia a todos aquellos que "estaban juntos en el mismo lugar" (Hch 2,1), es que "todos quedaron llenos del Espíritu Santo" (Hch 2,4).
Una semana antes, Jesús se había "ido al Cielo", y todos los que creemos en Él esperamos su segunda y definitiva venida, mientras tanto, es el Espíritu Santo quien da vida a la Iglesia, quien la guía y la conduce hacia la verdad completa.

Todo lo que la Iglesia anuncia, testimonia y celebra es siempre gracias al Espíritu Santo. Son dos mil años de trabajo apostólico, con tropiezos y logros; aciertos y errores, toda una historia de lucha por hacer presente el Reino de Dios entre los hombres, que no terminará hasta el fin del mundo, pues Jesús antes de partir nos lo prometió: "…yo estaré con ustedes, todos los días hasta el fin del mundo" (Mt. 28,20)

El Espíritu Santo y la vida cristiana, A partir del Bautismo, el Espíritu divino habita en el cristiano como en su templo (Cf. Rom 8,9.11; 1Cor 3,16; Rom 8,9). Gracias a la fuerza del Espíritu que habita en nosotros, el Padre y el Hijo vienen también a habitar en cada uno de nosotros.

El don del Espíritu Santo es el que:

  • nos eleva y asimila a Dios en nuestro ser y en nuestro obrar;
  • nos permite conocerlo y amarlo;
  • hace que nos abramos a las divinas personas y que se queden en nosotros.
  • La vida del cristiano es una existencia espiritual, una vida animada y guiada por el Espíritu hacia la santidad o perfección de la caridad. Gracias al Espíritu Santo y guiado por Él, el cristiano tiene la fuerza necesaria para luchar contra todo lo que se opone a la voluntad de Dios. (Cf. Gal 5,13-18; Rom 8,5-17). Para que el cristiano pueda luchar, el Espíritu Santo le regala sus siete dones, que son disposiciones permanentes que hacen al hombre dócil para seguir los impulsos del Espíritu, estos dones son:
    Sabiduría: nos comunica el gusto por las cosas de Dios.
    Ciencia: nos enseña a darle a las cosas terrenas su verdadero valor.
    Consejo: nos ayuda a resolver con criterios cristianos los conflictos de la vida.
    Piedad: nos enseña a relacionarnos con Dios como nuestro Padre y con nuestros hermanos.
    Temor de Dios: nos impulsa a apartarnos de cualquier cosa que pueda ofender a Dios.
    Entendimiento: nos da un conocimiento más profundo de las verdades de la fe.
    Fortaleza: despierta en nosotros la audacia que nos impulsa al apostolado y nos ayuda a superar el miedo de defender los derechos de Dios y de los demás.

Experiencias del Espíritu Santo en la vida concreta

Cuando se da una esperanza total que prevalece sobre todas las demás esperanzas particulares, que abarca con su suavidad y con su silenciosa promesa todos los cimientos y todas las caídas;

Cuando se acepta y se lleva libremente una responsabilidad donde no se tienen claras perspectivas de éxito y de utilidad;

Cuando se da como buena la suma de todas las cuentas de la vida que uno mismo no puede calcular pero que Otro ha dado por buenas, aunque no se puedan probar;

Cuando la experiencia fragmentada del amor, la belleza y la alegría se viven sencillamente y se captan como promesa del amor, la belleza y la alegría, sin dudar a un escepticismo cínico como consuelo barato del último desconsuelo;

Cuando el vivir diario, amargo, decepcionante y aniquilador se vive con serenidad y perseverancia hasta el final, aceptado por una fuerza cuyo origen no podemos abarcar ni dominar;

Cuando se corre el riesgo de orar en medio de tinieblas silenciosas sabiendo que siempre somos escuchados, aunque no percibamos una respuesta que se pueda razonar y disputar;

Cuando uno se entrega sin condiciones y esta capitulación se vive como una victoria;

Cuando se experimenta la desesperación, y misteriosamente se siente uno consolado sin consuelo fácil: Allí está Dios y su gracia liberadora, allí conocemos a quien nosotros, cristianos, llamamos Espíritu Santo de Dios".

Oraciones al Espíritu Santo
El hombre prudente, sabe que necesita luz en su inteligencia y fuerza en su voluntad para pensar y hacer lo que Dios quiere. Esa luz y esa fuerza solamente vienen de lo alto; es el Espíritu Santo quien provee al cristiano de todo lo que necesita para su caminar en la vida. Por eso, todos los días nos conviene invocarlo.

Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido, luz que penetras las almas, fuente de mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego; gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma, Divina Luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si tu le faltas por dentro, mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo. Doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia, dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. AMÉN.

Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía Señor, tu Espíritu y todo será creado y se renovará la faz de la tierra. ¡Oh, Dios, que has instruido los corazones de tus fieles con la luz de tu Espíritu Santo!, concédenos que sintamos rectamente con el mismo Espíritu y gocemos siempre de su divino consuelo. Por Jesucristo, Nuestro Señor. AMÉN.

ROSARIO.ORG

sábado, 25 de abril de 2009

Pautas de la Homilía.

IV Domingo de pascua B
INICIO.:
1.-Celebramos el cuarto domingo de Pascua, llamado también domingo del Buen Pastor.
*También hoy celebramos la Jornada del clero nativo con un lema sugerente: Toda vocación nace de la Pascua.
*Una jornada especial que nos invita a rezar por las vocaciones en la Iglesia.
*Ciertamente toda vocación, la misma vida de la Iglesia, su mismo existir, su apostolado... brota del encuentro pascual.
DESARROLLO:
1.-Pedro en los Hechos de los Apóstoles afirma que Jesucristo da plenitud a la Ley y a los Profetas: “Jesús es la piedra que vosotros, los constructores, habéis despreciado y que ha venido a ser la piedra angular” (Hch 4,11)
*No hay salvación en ningún otro (¿dónde ponemos el corazón y nuestras fuerzas? )

2.-En el salmo 117 hemos repetido: Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia”.
*la gratitud es un gran don.
*la gratitud brota de un corazón creyente confiado en la misericordia de Dios.

3.-En la segunda lectura, en la primera carta de san Juan, se nos invita a meditar con grandeza el amor que Dios ha tenido con nosotros en Cristo para llamarnos hijos.
*Somos hijos en el Hijo Jesús.
*Una filiación que nos llama a mirar a la eternidad: “Aún no se ha manifestado lo que seremos” (1 Jn 3, 2)

4.-Jesús de Nazaret fue fiel al proyecto que Dios Padre tenía para él y para toda la humanidad.
*Su fidelidad le lleva en ocasiones en criticar las estructuras del pecado de la sociedad y de su tiempo.
*La imagen del pastor, del buen pastor, sirve a Jesús para subrayar su misión y su entrega: “Yo doy mi vida por las ovejas”
*Jesús es el buen pastor que da la vida por sus ovejas, a diferencia de los malos pastores de Israel.
*Jesús es el único pastor: los sacerdotes participan de ese único pastoreo de Cristo.
*Celebrar el pastoreo de Cristo nos denuncia en ocasiones nuestra desunión y falta de comunión.
*Nos invita a suplicar y pedir la Unidad de las Iglesias.

FINAL:
1.-Pidamos especialmente a través de esta Eucaristía que vivamos la unión profunda y espiritual con Cristo. .

2.-Pidamos a Dios por las vocaciones en la Iglesia, especialmente las vocaciones del clero nativo de las Iglesias jóvenes y países de Misión.

3.-Miremos a María para que nos enseñe el verdadero de la disponibilidad y servicio.
MEDITACIÓN

Pastor, que con tus silbos amorosos
me despertaste del profundo sueño,
Tú me hiciste cayado de ese leño
en que tiendes tus brazos poderosos.

Vuelve los ojos a mi fe, piadosos,
pues te confieso por mi amor y dueño
y la palabra de seguir empeño
tus dulces silbos y tus pies hermosos.

¡Oye, Pastor, que por amores mueres!
No te espante el rigor de mis pecados.
Pues tan amigo de rendidos eres,
espera, pues, y escucha mis pecados.
Pero, ¿cómo te digo que me esperes
si estás, para esperar, los pies clavados?

( Lope de Vega)

martes, 24 de marzo de 2009

No te apresures…

No te apresures… y prepara con calma el Sacramento del
Perdón y la alegría de sentirte amado por Dios. Mira dentro de
ti, con paz y confianza en el Señor. Pídele que ilumine tu
conciencia para conocer tus pecados. Con total sinceridad…
como verdadero cristiano/a.

· Examina tu relación con Dios:
- ¿Lo amas de verdad? ¿Con todo tu corazón? ¿Qué lugar y
tiempo ocupa en tu vida? ¿Lo alabas? ¿Blasfemas?
- ¿Valoras la Palabra de Dios? ¿Oras? ¿Cuándo? ¿Cómo?
- ¿Celebras la Eucaristía el Domingo “día del Señor”? ¿Vale
cualquier excusa para no hacerlo?

· Examina tu relación con los hermanos:
- ¿Defiendes la verdad? ¿Difamas, criticas, mientes, das falso
testimonio…?
- ¿Amas a tu familia? ¿Padres, esposa/o, hijos… ?
- ¿Defiendes y respetas la vida? ¿Valoras a los otros?
¿Procuras el bien común?
- ¿Eres responsable en tu trabajo? ¿En el tráfico? ¿Respetas
tu cuerpo? ¿Cuidas tu salud?
- ¿Compartes? ¿Eres solidario con los más pobres?
- ¿Te evades ante los problemas sociales?
- ¿Y el bien que has dejado de hacer? ¿Lo sabes?
· Ante Dios y tu propia conciencia debe haber deseo sincero de
conversión…

· Si así es…, confiesa con sencillez tus pecados y acoge con
alegría el perdón de Dios.

domingo, 8 de marzo de 2009


Cuando la Cuaresma se encamina hacia su recta final conviene hacerse una "pregunta decisiva": "Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?" (Mt. 16,15). Esta interpelación fue realizada por Jesús en Cesarea de Filipo a sus discípulos. Ellos callaron porque suponía definirse y comprometerse. Sólo Pedro respondió con una verdadera profesión de fe, afirmando sin vacilaciones la 'identidad' de Jesús: "Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo"(Mt. 16, 16). Esta confesión de fe y de amor fue para Pedro una experiencia intensa, profunda y definitiva, que dio sentido a toda su vida. También hoy Jesús se dirige a cada persona con esa misma pregunta: "Y tú, ¿quién dices que soy Yo?". ¿Quién soy Yo para ti? ¿Qué significo en tu vida? Te invitamos a poner los ojos del corazón en la Persona de Jesús para responder, en un clima de oración, a que espera: "Confiesa tu fe"

Confieso tu amor (CD de José Manuel Durán, Agustino Recoleto).